domingo, 18 de marzo de 2012

Cuanto dura la prepotencia

  Es fácil dejarse dominar entre los laureles agasajadores del poder, cual sueño correccionalista a los entrecijados erotismos del poder absolutista, basta con repasar la historia de tantos pueblos, tribu o comunidad, para observar con la transparencia de las aguas, como las piedras con total opacidad penetran entre ellas y las usurpan, arrastrándolas a ladera secana para disiparla entre barros, generando lodos de vidas moribundas.
  Parece que la agonía de la necesidad de postergar nos en futuros diferentes, nos imprime fugaces titas de deslealtad individual a lo meritorio, lo reconocido por el común, lo aceptado en el tiempo, lo perdurable en los recuerdos, solo con esta carencia se puede comprender este canibalismo tribal, sediento de grandes ultrajes y violencias irreparables, escondidos entre malezas de bellos libros de pensamientos puros, grandes estandartes de pueblos avenidos, u otros símbolos quizás mas santificantes para tales colectivos.
  Para el filosofo el desacuerdo es la cuestión dogmática que impone su esfuerzo léxico en explicarlo, para el espiritualista es la base de reflexión que le entrelaza a la comprensión desde la tolerancia y el respeto, por el contrario para el político, es el perfecto pretexto, para justificar aberraciones, guerras púnicas, e incluso exterminios étnicos o ideológicos, su sueño dorado el silencio a su desvarió.
  No es con la fuerza con la que se construye  un futuro de comprensión, ni con la arrogancia un propósito perdurable en el tiempo, mas bien se abren lagunas, llegan los tiempos de sequías y aparecen las afrentas, las llagas profundas, los crueles recuerdos, las mañas de venganzas, perpetuándose el ciclo de la historia natural.
  Esta lastimera reflexión no aportara ningún consenso, ni ninguna nueva capacidad, pero no por ello deja de ser impositivo en el sentido mas subliminal, recordar las diferencias que no son ni ideológicas ni religiosas si no propias de nuestra limitada capacidad, para apostar abiertamente, por un futuro sin brechas ni lagunas, que en los tiempos, destruyan y construyan en pro de nuevos compendios, donde mas destruyamos y el rencor nos reagrupe sectarios al furor de lo inhumano.